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Autora:
Dra. Lilia Núñez Orozco |
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Posteriormente se volvió a la idea mágica o religiosa de la enfermedad y no hubo progresos en cuanto al conocimiento de la misma sino hasta el siglo XIX cuando las observaciones de Hughlings Jackson marcaron el inicio de una época nueva que continúa hasta nuestros días con avances crecientes. Dada la característica de excitabilidad que distingue al sistema nervioso, se sabe que si se aplica un estímulo adecuado en calidad y cantidad, cualquier cerebro es capaz de desatar crisis, sin embargo hay diferencias de umbral (nivel para que un estímulo desencadene una respuesta o reacción) que explican que lesiones similares en naturaleza y localización, en algunos individuos produzcan crisis y en otros no. Este umbral para convulsionar se piensa que esté condicionado genéticamente y que se herede quizá por diversos genes Otras especies animales pueden presentar crisis y gracias a ello ha sido posible desarrollar modelos experimentales de epilepsia utilizando diversas substancias aplicadas por la sangre o localmente para crear focos de descarga epiléptica en animales de experimentación. Un modelo muy interesante es el llamado "kindling", el cual fue logrado fortuitamente en animales de laboratorio a los que aplicando estímulos eléctricos subumbrales (por abajo del nivel en que pueden provocar una reacción) repetitivos se les provocaban crisis con el mismo estímulo subumbral después de varios días y finalmente ya sin el estímulo las crisis continuaban (Goddard, l967). Estos modelos han permitido entender mejor el fenómeno epiléptico aunque no del todo todavía, y también han aportado en el ensayo de nuevos medicamentos antiepilépticos. A pesar de que se ha escrito mucho acerca de diferentes aspectos de la epilepsia, la diversidad de conceptos y términos ha dificultado integrar adecuadamente todo esa dispersa información y no se tienen estudios epidemiológicos suficientemente grandes que permitan conocer realmente la incidencia (casos nuevos en una población) y prevalencia (casos existentes en una población en un momento dado) del problema. Las cifras varían considerablemente, pero una de las más conocidas es la de Kurland, quien reporta una prevalencia de 3.6 por mil habitantes y señala que no hay mucha diferencia en poblaciones de la ciudad o del campo. En la Cd.de México se hizo un estudio epidemiológico en la población escolar de la delegación de Tlalpan encontrándose una prevalencia de l8.2 X 1000 a mediados de los años 80. La estimación es que entre el 1 y el 2% de la población mundial padece epilepsia y la frecuencia es más alta en países en vías de desarrollo debido al pobre saneamiento ambiental que pone a la población en riesgo de más enfermedades infecciosas y parasitarias; a la dificultad para la atención de los embarazos y partos en muchas zonas del campo alejadas de los servicios médicos lo cual trae como consecuencia daño cerebral al nacimiento, etc. Alrededor del 75% de los epilépticos inician el problema en las dos primeras décadas de la vida, lo cual es explicable porque el cerebro inmaduro tiene más facilidad para producir descargas anormales y conforme el individuo aumenta en edad, la frecuencia de las crisis disminuye. La posibilidad de controlar bien a un paciente epiléptico, incluso por completo, es alta; algunos autores reportan este buen resultado hasta en el 80% de los casos con los primeros intentos de tratamiento. Queda alrededor de un 20% que constituye el grupo de epilépticos de difícil control, que suelen tener epilepsias de mal pronóstico o enfermedades neurológicas progresivas; dentro de este grupo es más frecuente encontrar complicaciones tales como el estado epiléptico (presentación de una crisis tras otra sin parar), deterioro intelectual y efectos adversos del uso crónico de medicamentos que son más notables por el uso de varios fármacos simultáneamente como suele requerirse en estos casos difíciles. La mayoría de los pacientes epilépticos tiene una esperanza de vida similar a la de la población general y al igual que ésta, la posibilidad de desarrollar cualquier actividad que sus capacidades le permitan. La epilepsia no es, como mucha gente cree, sinónimo de retraso o deterioro intelectual, ni de alteraciones de la personalidad ni de enfermedad psiquiátrica, aunque en algunos pocos casos se relacione a cualquiera de estas alteraciones . Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Liga Internacional contra la Epilepsia (LICE), es la presentación crónica (de largo tiempo ) y recurrente o repetitiva de fenómenos paroxísticos (de inicio brusco) que se originan por descargas neuronales desordenadas y excesivas, que tienen causas muy diversas y manifestaciones clínicas variadas. Se trata entonces de un síndrome (conjunto de síntomas u signos que tienen un mecanismo de producción común pero pueden ser causados por diversos motivos) y es válido hablar de las epilepsias, por lo que se requiere de establecer procedimientos de diagnóstico y tratamiento que aba rquen sus múltiples aspectos con el objetivo de que el paciente epiléptico logre el mejor control posible de sus manifestaciones clínicas y su integración adecuada al medio social.
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¿Cómo son los ataques epilépticos? |
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Estos fenómenos paroxísticos son las crisis epilépticas o ataques , cuyas manifestaciones clínicas son tan variadas como funciones tiene el cerebro. Con la finalidad de ordenar los conceptos, diversos autores han intentado diferentes clasificaciones, la mayoría basadas en dos grandes grupos: las crisis focales y las crisis generalizadas. La clasificación vigente en nuestros días fue creada en 1981 por el Comité de Clasificación y Terminología de la Liga Internacional contra la Epilepsia (asociación que agrupa neurólogos interesados en la epilepsia) a partir de una clasificación publicada casi 30 años atrás. Las crisis se revisaron mediante videos con registros electroencefalográfic os (Video-EEG ) aportados por especialistas de muchos centros y aunque fue emitida como una propuesta, es utilizada por la mayoría de los médicos en todo el mundo. Se tomaron como criterios de clasificación las manifestaciones clínicas y electroencefalográficas de las crisis epilépticas (tanto durante las crisis como entre una crisis y otra). Esta clasificación contempla 4 grupos: I. Crisis parciales o focales II. Crisis Generalizadas III. Crisis no Clasificables IV. Addendum .Las crisis epilépticas tienen en común que se presentan repentinamente y duran un lapso corto, que fluctúa entre varios segundos y un par de minutos, suceden habitualmente de manera impredecible (crisis fortuitas) y permiten una recuperación del sujeto a su estado normal, ya sea de inmediato o después de unos minutos. A la fase de recuperación se le denomina periodo postictal, el cual consiste habitualmente en un estado confusional, a veces con automatismos o inquietud, seguido a su vez de somnolencia, adolorimiento de todo el cuerpo y cefalea. Este periodo postictal es más florido después de ocurrida una crisis generalizada tónico-clónica, pero puede verse con menor duración e intensidad después de las crisis parciales complejas que describiremos más adelante. La descripción de los fenómenos paroxísticos que corresponden a cada categoría se presenta a continuación: CRISIS FOCALES O PARCIALES SIMPLES. Las crisis parciales simples tienen en común que el paciente preserva la conciencia durante toda la crisis y es capaz de describirla. Este grupo tiene 4 categorías: las crisis de semiología motora, las de semiología sensitiva, las de semiología autonómica y las de semiología psíquica. La descarga que las produce está localizada en un sitio de la corteza cerebral y la manifestación clínica depende de la función de ese sitio. Crisis parciales simples de semiología motora (síntomas de movimientos anormalaes. Sin marcha . Se presentan movimientos anormales tónicos (se pone tiesa una extremidad o la mitad del cuerpo) o clónicos (alguna extremidad presenta sacudidas rítmicas) de un segmento corporal. Con marcha . Los movimientos tónicos o clónicos empiezan en un sitio anatómico y se van extendiendo a los segmentos contiguos hasta involucrar toda la mitad del cuerpo . Versiva. Se presenta desviación de los ojos y la cara hacia un lado y puede haber incluso giro de todo el cuerpo. . Postural . Detención del movimiento Fonatoria. Vocalización de sonidos. Crisis de semiología sensitivaSomatosensitiva . Sensación de hormigueo, dolor, frío, aumento de volumen o ausencia de un segmento corporal. También pueden tener marcha y “caminar” por el cuerpo. Visual . Percepción de fenómenos visuales simples como luces, manchas, etc. Auditiva . Percepción de un sonido simple, como un zumbido. Olfatoria. Percepción de un olor desagradable Gustatoria . Percepción de un sabor desagradable Vertiginosa . Percepción de que los objetos giran alrededor o sensación de hundirse en un abismo Crisis parciales de semiología autonómica . Cambios en funciones autonómicas, como ponerse pálido, ponerse rojo, sensación extraña ascendente en la “boca del estómago”, aumento de los ruidos intestinales, etc. Crisis parciales de semiología psíquica . Disfásica. Imposibilidad para entender y/o expresar lenguaje Dismnésica. Fenómeno de lo ya visto o vivido: percibir como conocido un lugar nuevo o sentir que se vivió anteriormente una situación nueva. Fenómeno de lo nunca visto o nunca vivido: sensación de extrañeza ante un lugar o una situación familiares. Cognitiva. Presentación de un pensamiento o idea no relacionado a lo que pensaba o hacía el sujeto en el momento de la crisis, sensación de no ser él mismo o de estar en un sueño. Afectivas : Cambios paroxísticos del estado de ánimo, como placer, ira, miedo o depresión. Ilusiones: Distorsión de las percepciones, como percibir más brillantes los colores de los objetos o que éstos se hacen más pequeños o más grandes, o que se alejan o se acercan. Alucinaciones: Percepción paroxística de escenas complejas o de conversaciones o melodías. CRISIS FOCALES O PARCIALES COMPLEJAS. Se caracterizan porque el paciente se desconecta del medio, no se percata de lo que sucede ni guarda recuerdo de ello, duran aproximadamente 1-2 minutos y tienen un periodo postictal de confusión, inquietud, a veces sueño. La descarga se produce en la corteza del cerebro, en algún sitio del lóbulo temporal o del lóbulo frontal. Pueden iniciar como una crisis parcial simple o directamente con la desconexión y acompañarse o no de automatismos., que son movimientos automáticos que se realizan de manera involuntaria y sin propósito, como estrujarse la ropa, intentar desvestirse, estrujar los objetos que se tienen en las manos, vocalizar frases, caminar, correr o incluso continuar realizando correctamente la acción que se desempeñaba al inicio de la crisis. CRISIS FOCALES SECUNDARIAMENTE GENERALIZADAS. Cualquiera de las crisis focales simples o complejas puede convertirse en una crisis generalizada tónico-clónica que se describirá en el apartado correspondiente.. A esta secuencia de fenómenos se le conocía como el “aura epiléptica”, término que significa aviso y que no es correcto, puesto que el “aviso” es ya una crisis focal cuya descarga se propaga a otros sitios del cerebro, y puede pasar de simple a generalizada, de compleja a generalizada o de simple a compleja y luego a generalizada. CRISIS GENERALIZADAS . Tienen en común que existe pérdida de la conciencia en la mayoría de ellas y que la descarga anormal se manifiesta de manera simultánea en todo el cerebro. Las variedades son:
Crisis de ausencia típica El sujeto repentinamente se desconecta de su medio durante pocos segundos y se recupera tan abruptamente como se desconectó. Puede ocurrir solamente la ausencia o acompañarse de fenómenos clónicos (parpadeo), automatismos (chuparse los labios, tragar saliva, etc.); aumento del tono muscular (hponerse tieso), fenómenos atónicos (caída de la cabeza o de una extremidad), fenómenos autonómicos (palidez, etc.). Electroencefalográficamente se caracterizan por descargas generalizadas de punta-onda lenta de 3 Hz.
Crisis de ausencia atípica . Desconexión con el medio, componente tónico de predominio axial, punta o polipunta-onda lenta de menos de 3 Hz. Crisis generalizadas tónico-clónicas . Pérdida súbita de la conciencia a veces con emisión de un grito, aumento del tono muscular con detención de la respiración, seguidos después de unos segundos por sacudidas rítmicas (clónicas) de las cuatro extremidades, acompañadas de salivación excesiva y aumento en la secreción de flemas de las vías respiratorias, mordedura de lengua, dilatación pupilar, emisión de orina o de excremento. Dura aproximadamente 1-2 minutos y al terminar deja a la persona muy cansada, con dolor en todo el cuerpo y la cabeza, así como estado confusional transitorio. Crisis tónicas . Crisis con pérdida de la conciencia y aumento del tono muscular generalizado. Crisis clónicas . Pérdida de la conciencia con fenómenos clónicos, sin la fase tónica inicial. Crisis atónicas . Pérdida momentánea de la conciencia con pérdida del tono muscular que ocasiona caída brusca sin interponer una defensa. Crisis mioclónicas . Sacudidas de un segmento corporal o todo el cuerpo de forma masiva con caída hacia adelante o hacia atrás. TABLA 1 Clasificación Internacional de las Crisis Epilépticas
CRISIS NO CLASIFICADAS . Son crisis en las que no se puede determinar si tienen o no un inicio focal. En este capítulo se incluyen las neonatales sutiles, las que ocurren durante el sueño o aquellas cuya descripción y los hallazgos EEG no permiten ubicarlas en algún grupo. ADDENDUM Este capítulo deja de lado los criterios de clasificación utilizados en el resto de la misma e incluye tipos de evolución de las crisis o su relación con otros factores. Las crisis fortuitas se refieren a las que se presentan de manea impredecible, que son la mayoría de los casos. Las crisis cíclicas se relacionan a un ciclo vital, por ejemplo el menstrual o el ciclo vigilia-sueño. Las provocadas por factores no sensoriales, habitualmente son generalizadas tónico-clónicas, pero pueden tener otras manifestaciones y se producen por alguna disfunción metabólica o una enfermedad aguda del SNC que transitoriamente las ocasiona y dejan de presentarse al desaparecer ese factor: deprivación de substancias (alcohol, benzodiazepinas), hipoglucemia (baja de azúcar o glucosa en la sangre), hiponatremia (disminución del sodio circulante), hipoxemia (disminución de la oxigenación), meningitis, encefalitis, neurocisticercosis (parásitos en el cerebro), etc. Las crisis reflejas se producen ante un estímulo captado por los órganos de los sentidos: estimulación luminosa intermitente, un ruido intenso, un estímulo táctil específico, etc. El status epilepticus es la repetición continua de crisis epilépticas, constituye una de las más serias complicaciones de la epilepsia y por su importancia será discutido más adelante
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¿Cuántos tipos de epilepsias existen? |
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1.1 EPILEPSIA BENIGNA DE LA NIÑEZ CON PUNTA CENTROTEMPORAL. Crisis parciales motoras hemifaciales con síntomas somatosensoriales que empiezan entre los 3 y 13 años de edad, más frecuentes en varones; EEG con puntas centrotemporales de gran voltaje. Buen pronóstico. 1.2 EPILEPSIA PARCIAL CRONICA PROGRESIVA (SX.DE KOJEWNIKOW). Crisis parciales motoras; frecuentemente aparición tardía de mioclonías en el mismo sitio de las crisis motoras; EEG con actividad de fondo normal y anormalidades focales paroxísticas; presentación a cualquier edad, etiología demostrable, vascular o tumoral frecuentemente; evolución no progresiva a menos que la causa sí lo sea. 1.2 EPILEPSIAS DEL LOBULO TEMPORAL. Tienen diferentes tipos de crisis y otras características: a. crisis parciales con síntomas psíquicos o autonómicos y algunos fenómenos sensoriales olfatorios o auditivos, más frecuentemente sensación epigástrica ascendente. b. crisis parciales complejas frecuentemente siguiendo a detención motora con automatismos oroalimentarios, duración menor de un minuto seguidos de recuperación gradual y amnesia. c.EEG normal o con ligera asimetría de la actividad de fondo o puntas u ondas agudas o lentas temporales. 1.2 EPILEPSIAS DEL LOBULO FRONTAL. Habitualmente las crisis son breves, si son complejas suelen carecer de confusión post-ictal y se generalizan con rapidez; signos motores prominentes, tónicos o posturales, automatismos gestuales complejos frecuentes al inicio, caída frecuente si la descarga es bilateral, EEG interictal normal o leve asimetría de la actividad de fondo, o puntas u ondas lentas frontales. 2.1 AUSENCIAS DE LA NIÑEZ (PICNOLEPSIA). Más frecuente en niñas, ocurre en edades escolares, existe predisposición genética; las ausencias muy son diarias y muy frecuentes. EEG con puntaonda de 3 Hz. En la adolescencia pueden evolucionar a la total remisión o persistir como el único tipo de crisis o desarrollar crisis generalizadas tónico-clónicas. 2.2 SINDROME DE WEST. Inicio entre los 4 y 7 meses de edad, con espasmos infantiles en flexión o extensión o mixtos, en salvas. El cuadro es más frecuente en varones, existe detención del desarrollo psicomotor y el EEG muestra hipsarritmia (actividad de fondo completamente desorganizada, con ondas lentas de muy alto voltaje). El grupo sintomático tiene daño cerebral pre-existente o una etiología conocida como por ejemplo la esclerosis tuberosa. Es de mal pronóstico. 2.2 SINDROME DE LENNOX GASTAUT. Aparece en niños pre-escolares, que presentan crisis tónicas axiales, atónicas o de ausencia, pero puede haber crisis mioclónicas, generalizadas tónico-clónicas o parciales que ocurren con mucha frecuencia y son de muy difícil control y pueden desarrollar estados epilépticos repetidos. El EEG muestra actividad de fondo alterada, con punta-onda lenta de menos de 3 Hz y anormalidades multifocales. Cursa con retraso mental y en el 60% de los casos existe encefalopatía previa. La revisión de las crisis febriles, cuyo manejo compete al pediatra y al neurólogo, tiene un espacio especial por su alta frecuencia. Clasificación de las epilepsias y síndromes epilépticos
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¿Cómo diferenciar las crisis epilépticas
de otras |
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Síncope o desmayo : Falla circulatoria cerebral global de instalación brusca. Síncope de origen circulatorio Hipotensión o baja de presión al estar de pie mucho tiempo o cambiar bruscamente de posición, de estar acostado o sentado y ponerse de pie. Se puede deber a enfermedades neurológicas que afectan el control de la presión arterial, a un exceso de dosis de un tratamiento para la presión alta o al uso de medicamentos que intentan mejorar la circulación (medicamentos vasodilatadores) Síncope de origen cardiaco Latidos irregulares por enfermedades propias del corazón, estrechez de las válvulas del corazón, etc. Síncope reflejo Espasmo del sollozo: algunos niños pequeños ante un golpecityo o una cotrariedad intentan iniciar el llanto y se privan. Síncope de la micción o de la tos: al vaciar de pie la vejiga excesivamente llena o toser intyensamente se produce un reflejo que causa el desmayo. Desmayo por reflejo vasovagal ante un dolor intenso o un estado emocional también intenso En cualquiera de éstos, si la intensidad del problema es muy importante, se puede presentar una crisis convulsiva o por lo menos cambios en el tono muscular o sacudidas de las extremidades, lo cual se presta a confusión, sin embargo, al analizar las circunstancias se podrá definir a cuál corresponde. Trastornos del sueño . Los que pueden confundirse con fenómenos epilépticos son el sonambulismo y los terrores nocturnos. El sonambulismo es la capacidad de caminar o realizar otras acciones mientras se está dormido, por lo que pueden confundirse con crisis parciales complejas con automatismos. Los terrores nocturnos suceden en los niños y se caracterizan porque repentinamente el niño dormido se incorpora gritando y sudando copiosamente dando la impresión de estar muy asustado; no se percata de ello, no puede ser despertado y no se relaciona con pesadillas. Unos minutos después el niño vuelve a su sueño habitual y no guarda recuerdo de lo sucedido, por lo que igualmente puede confundirse con crisis afectivas con desconexión y automatismos Trastornos emocionales . Hiperventilación . La pérdida excesiva de bióxido de carbono al incrementar la frecuencia respiratoria por un estado de ansiedad o angustia , ocasiona cambios en la acidez de la sangre que produce síntomas como sensación de hormigueo peribucal y en las cuatro extremidares a veces llegando al espasmo de la muñeca y de la mano, que se pone tiesa con los dedos extendidos que se juntan en las puntas, simulando una crisis epiléptica. Descontrol episódico . Consiste en agresividad dirigida y pérdida del control emocional fuera de toda proporción posterior a un estímulo que desencadena enojo. Durante el episodio no puede razonarse con el sujeto y a veces no se registra en la memoria. Puede confundirse con crisis parciales afectivas que preceden a crisis parciales complejas con automatismos. Crisis pseudoepilépticas . No se correlacionan con descargas cerebrales anormales y sus manifestaciones clínicas pueden ser muy diversas aunque hay algunas que se presentan con cierta regularidad como por ejemplo, contestar cuando aparentemente hay pérdida de la conciencia, hacer movimientos rotatorios del cuerpo sobre la cama, arquearse sobre la espalda, elevar el tronco y dejarlo caer sobre la cama, morderse la lengua en la punta y no a los lados, lanzar golpes con las extremidades, carecer de cambios autonómicos, tener llanto al final del evento paroxístico y no presentar el fenómeno postictal característico de las crisis epilépticas. Pueden ser inducidas por sugestión o por la inyección de agua (mayor atención de la familia, menos tareas en la casa, etc.) y también puede ser posible hacerlas terminar con estos procedimientos. Estas crisis pseudoepilépticas suelen presentarse casi siempre en presencia de alguien, no causar lesiones físicas y tener una ganancia secundaria. Es frecuente el antecedente de haber sido víctima de abuso sexual y de tener algún familiar con epilepsia cuyas crisis haya presenciado la persona. Estas crisis pueden ser parte de los síntomas de un trastorno emocional serio, que amerita un tratamiento con el psiquiatra o ser simuladas (hechas a propósito) para obtener algún beneficio (mayor atención del cónyuge o la familia, incapacidad laboral, etc.). Las personas con epilepsia real pueden tener también crisis pseudoepilépticas y aparentar una severa dificultad en el control, por lo que ante un caso de epilepsia refractaria o de difícil control, debe hacerse el cuestionamiento de que existan concomitantemente este tipo de crisis no epilépticas. El diagnóstico adecuado, tanto de las crisis pseudoepilépticas como de los demás fenómenos analizados, conduce al tratamiento específico que en algunos casos corresponde a expertos en otras especialidades diferentes a la Neurología
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¿Qué sucede cuando un niño convulsiona |
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Se define como crisis febriles a las que se presentan en niños de 3 meses a 5 años de edad durante un episodio de fiebre mayor de 38.5 grados C ocasionada por causa extraneurológica, sin evidencia de infección intracraneal. Este problema se presenta en aproximadamente el 5% de todos los niños de las edades señaladas, más frecuente en varones, hasta 4:1 en relación a las niñas. La frecuencia mayor de presentación es en el 2º año de edad, cuando ocurren más del 50% de las crisis febriles (incidencia pico entre los 18 y 24 meses de edad). Estas tienden a recurrir en el 50% de los casos dentro del primer año de presentación y posteriormente el riesgo disminuye a un 28%. La fiebre debe preceder a la presentación de la crisis aunque ésta puede ser el primer síntoma del cuadro. Las enfermedades condicionantes de fiebre más frecuentes son: infección de vías respiratorias altas (faringitis, amigdalitis), otitis media (infección del oído que a veces supura), infección gastrointestinal, todas ellas habitualmente virales, y aplicación de vacunas (una cuarta parte de las crisis febriles por vacunación es por DPT). No se sabe por qué ocurren y se ha atribuido a la inmadurez del tejido cerebral o quizá a una invasión viral al cerebro, sin embargo ninguna teoría se ha podido comprobar. Se piensa que puede existir un factor genético, ya que son 2 a 3 veces más frecuentes que en la población general, en familias donde uno de sus miembros ha presentado crisis febriles. Las crisis son generalizadas tónico-clónicas de corta duración, habitualmente no mayor de 2 minutos. Si la crisis febril ocurrió antes del año de edad, un tercio la tendrá de nuevo. Sólo el 9% tiene tres o más crisis. La posibilidad de desarrollar epilepsia (crisis espontáneas sin fiebre) es del 1.5 al 4.6%, riesgo un poco mayor que en la población general. El desarrollo neurológico posterior suele se normal. Existen dos grupos de niños con crisis febriles: aquellos que tienen factores de buen pronóstico (crisis febriles "simples" o sencillas ) y los que cuentan con factores de mal pronóstico (crisis febriles "complejas" o complicadas)
TRATAMIENTO La medida terapéutica inicial y más importante es la detección temprana y el control de la fiebre mediante la administración inmediata de un medicamento antipirético a la dosis adecuada al peso y edad del niño. Una vez administrado éste se procede al baño del niño con agua tibia hasta la normalización de la temperatura. Se continuará con tratamiento sintomático si la infección es viral y con antibióticos si es bacteriana.
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¿Cómo se diagnostica la epilepsia? |
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Finalizamos con una lista de problemas que pueden causar crisis en distintos grupos de edad. CAUSAS DE LAS CRISIS EPILEPTICAS POR GRUPOS DE EDAD.
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¿Para qué sirve el electroencefalograma en la epilepsia? |
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Esta interacción entre las neuronas se lleva a cabo por impulsos eléctricos que en la actualidad es posible registrar. A este registro se le denomina electroencefalograma (EEG). El primer registro de esta naturaleza fue realizado en 1935 por Hans Berger y desde esa fecha el electroencefalograma se convirtió en un estudio de mucha utilidad para evaluar el funcionamiento cerebral en diversas enfermedades. Es conocido por el público en general y no resulta extraño que los pacientes soliciten que se les haga este procedimiento "para saber su diagnóstico". En nuestra época el electroencefalograma se realiza mediante un sistema de registro similar en cualquier gabinete, tanto en nuestro país como en el resto del mundo. El sistema para la colocación de los electrodos (pequeñas placas metálicas con un cable) en la superficie de la piel cabelluda se denomina sistema internacional 10-20 y el aparato capta las diferencias de potencial (de la corriente eléctrica) que se producen entre un electrodo de registro y otro. La manera de colocar los diferentes electrodos se denomina montaje y también de éstos hay un sistema más o menos uniforme. El procedimiento se hace también en condiciones similares: en vigilia, en reposo físico y mental y con los ojos cerrados. De esta manera se registra la actividad predominante (de fondo) y cualquier anormalidad que modifique ese ritmo o haga aparecer ondas diferentes. Para favorecer la aparición de anormalidades que pudieran ser diagnósticas de epilepsia se utilizan métodos de activación: sueño, hiperventilación (respiración profunda y rápida), estímulos sonoros y estímulos visuales intermitentes. De esta forma se obtiene el electroencefalograma, cuyo trazo dura alrededor de media hora. A diferencia del sistema eléctrico del corazón, que produce una actividad con ondas de similares características que se repiten una y otra vez, el electroencefalograma nunca se repite igual. Dado que las manifestaciones de la epilepsia son consecuencia de la producción de descargas eléctricas anormales, el uso del electroencefalograma como método de diagnóstico podría parecer de mucha utilidad, sin embargo, si no coincide la presentación de una crisis al momento de la toma del EEG, éste puede ser normal y eso no invalida el diagnóstico de crisis epilépticas. Si la crisis coincide, el electroencefalograma es de sumo valor, pues complementa el diagnóstico, que según la clasificación, incluye el cuadro clínico y el trazo electroencefalográfico durante la crisis o en el periodo entre una crisis y otra (período intercrítico). Lo frecuente es que la toma del EEG se realice en el periodo intercrítico y entonces puede ser normal o bien, mostrar sólo algunas alteraciones. El EEG es muy útil para el diagnóstico de algunos casos tales como las ausencias de la niñez, que tienen un trazo característco consistente en punta-onda lenta de 3 Hz; la polipunta onda lenta va con las mioclonias, la hipsarritmia con los espasmos infantiles del síndrome de West, puntas en oposición de fase con crisis parciales, etc. Existen avances en cuanto al registro electrencefalográfico, tales como el análisis de frecuencias, el mapeo cerebral, el registro con electrodos de colocación especial (nasofaríngeos, esfenoidales, subdurales, etc.) y la telemetría con filmación simultánea en video. La evaluación del EEG debe ser muy cuidadosa y correlacionarla con el cuadro clínico. Cabe remarcar que la población normal puede tener anormalidades electroencefalográficas, por lo que el EEG puede influir en el diagnóstico y en la elección o suspensión de un tratamiento, pero nunca se debe dar tratamiento al electroencefalograma sino al paciente con todas sus manifestaciones .
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¿Cómo es el tratamiento de la epilepsia? |
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CONDUCTA ANTE UNA CRISIS . En caso de que el paciente presente crisis generalizadas tónico-clónicas es necesario explicar a la familia la conducta adecuada al momento de la crisis. Las recomendaciones son: 1.- No dejar solo al paciente y observar las características de la crisis para informar posteriormente al médico. 2.- Protegerlo de lesiones colocándolo en un sitio seguro; es conveniente dejarlo en el piso, con una protección en la cabeza y lejos de escaleras o muebles con los que se pueda golpear. 3.- Asegurar una buena oxigenación aflojando la ropa y colocando la cabeza de lado para que la salivación excesiva y la acumulación de flemas salgan por un lado de la boca y no se obstruya la vía respiratoria. 4.- NO introducir ningún objeto en la boca, pues lejos de proteger la lengua puede lastimarse más a la persona y romperle los dientes 5.- Esperar a que la crisis termine sola, lo cual suele ocurrir en 2 a 5 minutos. Permitirle reposar en el periodo postictal. No llevarlo al hospital a menos que la crisis sea prolongada (más de 10 min.) o se repita antes de la recuperación de la conciencia. No aplicar medicamentos adicionales ni estímulos de ningún tipo. Registrar la crisis y continuar el tratamiento habitual. CALENDARIO DE CRISIS. Cualquiera que sea el tipo de crisis, se debe recomendar al paciente y/o al familiar responsable de él, que se lleve un registro de las crisis día con día, lo cual permite tener un punto de comparación para evaluar los resultados del tratamiento. MEDIDAS HIGIENICAS. Existen una serie de situaciones que no son causa de epilepsia pero sí actúan como factores precipitantes de crisis: - Bebidas alcohólicas. Su ingesta abundante y prolongada puede provocar convulsiones en el periodo de deprivación. La asociación de bebidas alcohólicas con los medicamentos anticonvulsivos aumenta los efectos tóxicos del alcohol y los efectos indeseables de los medicamentos , además de que también provoca crisis. - Actividad física. La respiración agitada favorece en algunos pacientes la presentación de sus descargas anormales. El grado de restricción dependerá de la edad, ,. la actividad acostumbrada previamente por el paciente y su condición física. La práctica de cualquier deporte, incluyendo la natación, es permisible siempre y cuando se haga con vigilancia y sin llegar al agotamiento. - Deprivación del sueño. Esta puede precipitar algunos tipos de crisis. Cuando el paciente requiera desvelarse por estudio o diversión se recomienda que duerma previamente una siesta y luego prolongue sus horas de sueño, teniendo mucho cuidado de continuar tomando puntualmente su medicina a la hora que le toca. - Ayuno prolongado. La disminución severa de glucosa o azúcar en la sangre puede provocar crisis convulsivas aún en sujetos no epilépticos. Es suficiente con que el paciente haga sus comidas a las horas usuales sin excederse en cantidad y/o frecuencia. - Interacciones medicamentosas. Algunos medicamentos que pudieran requerirse para tratar otras enfermedades que se pueden presentar en cualquier persona, como una diarrea, una gripa, etc . elevan los niveles de los medicamentos antiepilépticos y pueden provocar manifestaciones de intoxicación, mientas que otros los disminuyen y ocasionan descontrol de la epilepsia. - Suspensión del anticonvulsivo. La interrupción brusca del tratamiento por la razón que sea, puede ocasionar un estado epiléptico, que es muy peligroso, pues ocurren crisis continuas durante tiempo prolongado. . Cualquier modificación de dosis se debe realizar muy lentamente y si se va a cambiar un medicamento por otro, es necesario hacerlo muy lentamente también. ELECCION Y USO DE LOS MEDICAMENTOS ANTIEPILEPTICOS. No existe un medicamento i deal. Los fármacos o medicamentos anticonvulsivos o antiepilépticos de que se dispone en la actualidad, bien utilizados, pueden lograr un buen control de la epilepsia en el 80% de los casos. Los lineamientos generales de un buen tratamiento antiepiléptico son los siguientes: - Elegir el medicamento adecuado para el tipo de crisis. No todos son igualmente útiles para todas las crisis. - Iniciar el tratamiento con un solo medicamento. Esto permite saber a qué atribuir
los efectos benéficos y los indeseables - Esperar el tiempo suficiente para que el fármaco alcance su estabilidad en la circulación antes de decidir si es o no el adecuado. - Hacer niveles séricos (análisis de sangre que mide la concentración del medicamento) una vez transcurrido el periodo para lograr el estado estable; ésto es un auxiliar, y siempre debe correlacionarse con la condición clínica del paciente. - Mantener el tratamiento por tiempo suficiente. Una vez logrado un control al 100%, el tratamiento debe continuar SIN CAMBIOS por un periodo no menor de 4 años antes de pensar en descontinuarlo. Si se toma esta decisión, la reducción paulatina debe tomar por lo menos 6 meses adicionales.
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¿Cuáles son las características
de los medicamentos |
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Los cambios que los medicamentos (fármacos o drogas) sufren en el organismo se resumen en el cuadro siguiente:
Al igual que cualquier medicamento, los fármacos anticonvulsivos tienen efectos colaterales que en ocasiones son severos y pueden obligar a descontinuar el tratamiento. Los medicamentos anticonvulsivos interactúan entre sí, por lo que lo más recomendable es evitar asociaciones. Ocasionalmente éstas pueden intentarse y en esos casos es necesario tener en mente los efectos recíprocos sobre los respectivos niveles:
Con los fármacos anticonvulsivos conocidos es posible controlar satisfactoriamente más del 80 % de los casos de epilepsia, aunque no siempre con el primer tratamiento elegido. Como mencionamos en los lineamientos generales, lo más recomendable es la monoterapia (terapia con un solo medicamento). pues con las asociaciones de medicamentos es difícil saber a cuál droga atribuir tanto los efectos terapéuticos como los indeseables y éstos aumentan con las interacciones. La cuantificación de los niveles séricos de los fármacos anticonvulsivos es un auxiliar valioso. Al inicio de un tratamiento sirven como una guía para ajustar dosis siempre y cuando se realicen pasado el tiempo necesario para alcanzar el estado estable (cuando los niveles del fármaco circulante tienen mínimas fluctuaciones). Si el paciente se controla bien y no hay manifestaciones colaterales es innecesario repetir los niveles periódicamente, pero si no hay buen control o hay efectos colaterales o tóxicos es conveniente hacerlos para decidir las modificaciones pertinentes. FÁRMACOS TRADICIONALESLos llamados fármacos tradicionales son aquéllos que tienen en uso varias décadas y cuyos efectos tanto terapéuticos como colaterales y tóxicos son ya muy bien conocidos: fenobarbital, fenitoína, primidona, carbamazepina, valproatos y benzodiazepinas, que se describirán en sus mecanismos de acción, indicaciones, efectos colaterales y tóxicos. Fenobarbital. S e introdujo a la clínica en 1912 como hipnótico y tranquilizante, pero se descubrió por Hauptmann ese mismo año que las crisis epilépticas tenían una marcada reducción con su uso. . Indicaciones: crisis tónico-clónicas generalizadas y crisis parciales. Efectos colaterales y tóxicos: sedación, ataxia, mareo, insomnio, hiperquinesia, cambios del talante, agresividad, disfunción cognitiva, impotencia, reducción de la libido, deficiencia de folato, de vitamina K y D, osteomalacia, contractura de Dupuytren, hombro congelado, anormalidades del tejido conectivo, rash. A pesar de los efectos colaterales, es muy efectivo y barato. Muchos de los efectos son dependientes de dosis, por lo que una vigilancia adecuada, con la dosis mínima efectiva mejoran la tolerabilidad. Fenitoína. (Wilder) Merritt y Putnam en 1938 descubrieron el efecto anticonvulsivo de la fenitoina sin efecto hipnótico, lo cual significó un cambio muy notable en el tratamiento de la epilepsia, hasta entonces a base de bromuros y fenobarbital y fue el primer producto que mostró efectividad anticonvulsiva en animales antes de ser probado en seres humanos. Indicaciones: crisis parciales y crisis generalizadas tónico-clónicas.Efectos colaterales y tóxicos: ataxia, mareo, letargia, sedación, cefalea, disquinesia,, encefalopatía aguda, cambios de talante, depresión, agresión, síndrome cerebeloso crónico, neuropatía periférica; datos de hipersensibilidad (erupción cutánea, fiebre, anemia); deficiencia de folatos, anemia megaloblástica, afectación de la médula ósea; hepatitis, deficiencia de vitamina K, defectos de coagulación; disminución de las inmunoglobulinas (proteínas que constgituyen los anticuerpos o defensas del organismo), descalcificación, disfunción tiroidea, disfunción hormonal, pérdida de la libido, trastornos del tejido conectivo, pseudolinfoma, vasculitis, miopatía; rasgos faciales toscos, hirsutismo (exceso de veloo en las mujeres), hinchazón de las encías.Carbamazepina. . A finales de los años 50 se probó exitosamente como anticonvulsivo y como tratamiento de la neuralgia del trigémino, estableciéndose en los siguientes años como uno de los anticonvulsivos más importantes del mundo. Indicaciones: crisis parciales y crisis generalizadas tónico-clónicas. Efectos colaterales y tóxicos: somnolencia, fatiga, mareo, ataxia, diplopia, visión borrosa, rash y otras reacciones cutáneas, discrasias de médula ósea, hiponatremia, retención de agua y nefritis. Valproato. B.S. Baron lo sistetizó por pirimera vez en 1882 y fue usado inicialmente como un solvente orgánico. Meunier, en 1963, fue el primero que identificó au acción antiepiléptica mientras lo usaba como solvente en en el tamizaje de nuevas drogas antiepilépticas. Los primeros estudios clínicos fueron reportados por Carraz en 1964 y desde entonces su uso ha sido cada vez más difundido.. Del ácido valproico se han derivado el valproato de magnesio, de sodio y el divalproato de sodio. Indicaciones. Crisis parciales y todo tipo de crisis generalizadas (tónico-clónicas, ausencias, mioclonias, atónicas). Efectos colaterales y tóxicos: Toxicidad hepática severa en niños pequeños (efecto raro), pancreatitis, insuficiencia renal, mareo, trastornos cognitivos, agresividad, temblor, debilidad, encefalopatía, trombocitopenia, neutropenia, anemia aplástica, adelgazamiento y pérdida del cabello, ganancia de peso . Existen nuevos fármacos (oxcarbazepina, lamotrigina, felbamato, gabapentín, vigabatrina, topiramato, levetiracetam, etc.) que actualmente se usan en los casos considerados refractarios y cuya verdadera utilidad se evaluará con el tiempo. Fármacos tradicionales
Nuevos fármacos
INDICACIONES DE LOS FÁRMACOS ANTIEPILÉPTICOS
FÁRMACOS NUEVOS DISPONIBLES EN MÉXICOTodos tienen en común que son producto de investigaciones encaminadas a encontrar tratamientos antiepilépticos, han sido ensayados en las diferentes fases de investigación y finalmente en seres humanos antes de su comercialización. Las indicaciones iniciales para los primeros ensayos clínicos son crisis parciales simples o complejas con o sin generalización secundaria de difícil control, en pacientes mayores de 14 años.. Para su evaluación de eficacia y tolerabilidad se han comparado con carbamazepina o fenitoína y se considera como medida de eficacia la reducción de crisis igual o mayor al 50% en relación a la frecuencia basal, todos utilizados como terapia de adición al esquema que previamente tenía el paciente. La mayoría han sido ensayados ya en niños y en síndromes epilépticos como el Lennox-Gastaut, encontrándose otras indicaciones para algunos de ellos. Igualmente se han ensayado como tratamiento único en epilepsia de reciente inicio. Oxcarbazepina. Es tan efectiva como la carbamazepina pero es mejor tolerada y la frecuencia de efectos indeseables, similares a los de la carbamazepina, es menor, sobre todo en cuanto a las reacciones cutáneas. Felbamato . Fue sintetizado por los laboratorios Wallace en 1954. Indicaciones: Terapia coadyuvante en epilepsia parcial y generalizada refractarias y en el síndrome de Lennox-Gastaut. Efectos colaterales y tóxicos: Trastorno severo del hígado y anemia aplástica (daño en la médula ósea, donde se producen todos los elementos de la sangre) son los más serios, aunque raros. Otros son: insomnio, pérdida de peso, síntomas gastrointestinales, fatiga, mareo, letargia, cambios de conducta, ataxia, trastornos visuales, cambios del estado de ánimo, reacción psicótica y erupciones en la piel. Se ha retirado la aprobación de la Food and Drug Adminstration (FDA) de EUA para su uso, debido a los efectos adversos graves. Lamotrigina . En vista de que varios de los anticonvulsivos tradicionales tienen efectos antifolato (reducen una vitamina llamada ácido fólico), se consideró que esto era una propiedad anticonvulsiva y la investigación en ese sentido por parte de laboratorios Wellcome dio como resultado la producción de feniltriazinas, de las que derivó la lamotrigina, una triazina de estructura química diferente a la de otros anticonvulsivos. Su acción antifolato es muy débil, pero su efecto anticonvulsivo es muy bueno, por lo que ambos efectos se consideran independientes en la actualidad.. . Efectos colaterales y tóxicos: erupción cutánea , dolor de cabeza, anemia, ataxia, astenia, diplopia, náusea, vómito, mareo, somnolencia, insomnio, depresión, psicosis y aumento de crisis. Vigabatrina. El GABA (Ácido Gama Amino Butírico) es el neurotransmisor inhibidor más importante del sistema nervioso central y sus anomalías se relacionaron con la presentación de epilepsia, motivo por el que muchas investigaciones se encaminaron por este rumbo. De estas investigaciones se originó la vigabatrina, que es un análogo del GABA. Indicaciones: Terapia coadyuvante en la epilepsia parcial y generalizada refractarias, así como en el síndrome de West y el síndrome de Lennox-Gastaut. Efectos colaterales y tóxicos: sedación, mareo, cefalea, ataxia (pérdida del equilibrio), parestesias, agitación, amnesia, cambios del talante, depresión, psicosis, confusión, agresividad, ganancia de peso, diarrea, trastornos del campo visual. Gabapentina . Mecanismos de acción. No se conocen. Indicaciones: Terapia coadyuvante en epilepsias parcial y generalizada refractarias. Efectos indeseables y tóxicos: somnolencia, mareo, ataxia, somnolencia, cefalea, temblor diplopia, náusea, vómito, rinitis y exacerbación de crisis. Topiramato. Tiene varios mecanismos de acción Efectos colaterales y tóxicos: mareo, ataxia, cefalea, parestesias, temblor, somnolencia, trastornos cognitivos, confusión, agitación, amnesia, depresión, labilidad emocional, náusea, diarrea y pérdida de peso. Levetiracetam Tiene una absorción rápida y casi completa, su vida media es de 6 a 8 horas. Es efectivo para crisis parciales con o sin generalización secundaria y en epilepsia de Janz. Se utiliza a dosis de 500 a 1500 m con buena tolerabilidad y eficacia. Efectos adversos: somnolencia, astenia, infección, mareo, alteraciones psiquiátricas. Uso de la dieta catogénica en epilepsia infantil Por: Dra. Eneida Porras Kattz La dieta cetogénica clásica se desarrolló en
1920 para el tratamiento de niños con crisis de muy difícil
control, y en la actualidad continúa su uso en pacientes que
han tenido mala respuesta a los medicamentos antiepilépticos. La alimentación se calcula en forma muy cuidadosa de acuerdo a la edad, el peso y la estatura del paciente, tomando en cuenta sus necesidades calóricas de crecimiento. Aunque se desconoce el mecanismo exacto por el cual actúa la dieta cetogénica, se ha postulado que influye en forma favorable en el metabolismo energético cerebral, e incrementa las reservas energéticas cerebrales. La dieta cetogénica se utiliza como un último recurso, cuando las crisis producen incapacidad a pesar del uso combinado de dos o tres medicamentos o cuando el medicamento ha tenido los reajustes necesarios por un período de meses o años, sin éxito alguno. Se prescribe en niños entre 1 a 8 años de edad; los niños más pequeños tienen dificultad para alcanzar el estado cetósico y hay tendencia a la hipoglicemia (niveles de azúcar en sangre por debajo de lo normal); por arriba de esta edad es más difícil que cumplan con la dieta. Si bien es generalmente bien tolerada, no está libre de efectos colaterales potenciales, entre ellos, reducción significativa de la masa ósea (disminución del calcio depositado en los huesos), formación de cálculos renales, adelgazamiento del cabello y caída del mismo, complicaciones cardiovasculares asociadas a aterosclerosis (depósito de grasa en las paredes de las arterias), así como alteraciones en el estado de conciencia, que pueden llegar hasta el estado de coma. El inicio de la dieta requiere de que el paciente se interne en un hospital con la finalidad de enseñarle a él y a su familia cómo llevarla a cabo, vigilar el estado metabólico del paciente y realizar un registro inicial sobre la respuesta del paciente a la dieta en cuanto al control de las crisis. Los resultados con la dieta cetogénica son variables, pero se reporta hasta el 40% de reducción de las crisis en más de un 50% de los casos. El éxito de la dieta cetogénica depende de varios factores, pero primordialmente es el resultado de la participación de un equipo médico multidisciplinario, de un apoyo familiar muy amplio y de una gran motivación por parte del paciente y la familia para iniciar y mantener el rigor que la dieta exige. TRATAMIENTO ANTIEPILÉPTICO DURANTE EL EMBARAZO . El uso de medicamentos durante el embarazo incrementa el riesgo de malformaciones, sin embargo, el descontrol de la epilepsia resulta más peligroso, así como la polifarmacia (uso de muchos medicamentos al mismo tiempo). Por lo tanto debe usarse un solo medicamento, y el de elección es el que controla mejor a la paciente. TRATAMIENTO DE LA MUJER EPILÉPTICA DURANTE EL EMBARAZOLa mujer epiléptica puede tener descendencia si así lo desea, pues la mayoría de las epilepsias no son hereditarias .pero el uso de medicamentos durante el embarazo incrementa el riesgo de malformaciones en relación a la población general (en la población no epiléptica es del 2% y con tratamiento antiepiléptico aumenta al 6%), sin embargo, el descontrol de la epilepsia resulta más peligroso, así como la polifarmacia (uso de muchos medicamentos al mismo tiempo). Por lo tanto debe usarse un solo medicamento, y el de elección es el que controla mejor a la paciente . Es aconsejable que la mujer comunique al neurólogo tratante la decisión de embarazarse desde que es una intención, pues desde antes de la concepción debe disminuirse el riesgo de teratogénesis administrando ácido fólico, vitamina que se sabe se reduce con el uso de los fármacos antiepilépticos y cuya carencia se relaciona con la presentación de malformaciones congénitas. Actualmente, muchos neurólogos deciden administrarla a toda mujer que ha empezado a reglar, puesto que los embarazos inesperados son frecuentes y la joven con epilepsia debe estar informada de antemano de los riesgos reales y cómo prevenirlos. Durante el embarazo, la epilepsia puede mantener un control similar al que tenía previamente, mejorar o empeorar, y el mejor tratamiento antiepiléptico para la mujer embarazada es el que mejor la controla. Lo más deseable es que el control de las crisis sea muy estricto, ya que su presentación frecuente puede provocar incluso pérdida del producto o al menos daño cerebral. Por lo tanto, la vigilancia debe ser mayor, tanto desde el punto de vista neurológico para el control de la epilepsia como obstétrico, para conocer el desarrollo del bebé, posición, etc. . Las decisiones en relación al tratamiento antiepiléptico competen exclusivamente al neurólogo tratante, quien deberá auxiliarse más frecuentemente de los niveles séricos y ajustar periódicamente las dosis para mantenerlos en rangos terapéuticos con la mínima cantidad de medicamento que se necesite. En el último mes del embarazo puede requerirse la administración de vitamina K para prevenir una hemorragia en el bebé, si el tratamiento es con fenobarbital y se recomienda la aplicación de vitamina K I.M. al final del embarazo. Si el parto será por vía natural o por cesárea, es una decisión que tomará el ginecólogo basándose en las condiciones de la mujer y no porque exista epilepsia.
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Status epilepticus (Estado epiléptico) |
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El estado epiléptico se presenta en el 1.3 al 16% de la población epiléptica conocida pero puede ser la manifestación clínica de una enfermedad neurológica aguda (neuroinfección, embolia cerebral , traumatismo o golpe craneoencefálico , falla de oxigenación y circulación en el cerebro por ahogamiento, paro cardiaco, etc.) o de una enfermedad metabólica (aumento o reducción severos de azúcar en la sangre, aumento o disminución severos del sodio circulante, disminución del magnesio, suspensión brusca de la toma de bebidas alcohólicas después de muchos días de hacerlo)
ESTADO EPILEPTICO NO CONVULSIVO.
ESTADO EPILEPTICO CONVULSIVO PARCIAL. Se trata de crisis motoras confinadas a un segmento corporal, usualmente clónicas. Se le conocoe como epilepsia parcial continua o sx. de Kojewnikow y puede ser manifestación de una encefalitis focal (síndrome de Rasmussen).
ESTADO EPILEPTICO CONVULSIVO GENERALIZADO. Implica un alto riesgo para la vida y la función debido a una serie de cambios locales y generales que conducen a daño neuronal que deja secuelas neurológicas o a falla en las funciones vitales que conduce a la muerte: El estado epiléptico generalizado convulsivo es el más grave de todos y amerita un manejo rápido y adecuado para salvar la función y la vida. Se define como la presentación repetida de crisis generalizadas tónico-clónicas (TC) de manera continua por 10 minutos o más o bien la repetición de crisis generalizadas tónicoclónicas sin recuperación de la conciencia entre ellas. El manejo debe realizarse en un hospital de acuerdo al algoritmo siguiente: TRATAMIENTO DEL ESTADO EPILÉPTICO
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Trastornos psicológicos y psiquiátricos |
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La epilepsia, como padecimiento crónico por definición, ocasiona un reacción de duelo ante la pérdida de la salud en el paciente y su familia. La elaboración del duelo pasa por varias etapas: negación, enojo, depresión y aceptación. Durante la etapa de la negación es típico ver que el epiléptico y/o la familia (sobre todo ésta si se trata de un niño), no quiere aceptar el diagnóstico y habla de que su paciente padece convulsiones "pero no es epilepsia" o piensa que es otro tipo de fenómeno, por lo cual peregrina en busca de otras opiniones esperando escuchar la que descarta la epilepsia. Al no suceder ésto y encontrar a todos los médicos de acuerdo con el diagnóstico, viene la etapa del enojo, en la que alguien tiene la culpa de la enfermedad, ya sea uno de los cónyuges si se trata de un niño epiléptico, la divinidad en la que creen, etc. En esta etapa se presenta bastante irritabilidad que crea muchas dificultades de trato interpersonal. Al tener que enfrentar la realidad sobreviene la depresión: ¿por qué me tocó a mí? se preguntan los pacientes, se entristecen y dejan de encontrarle sentido a la vida, por tanto no desean mejorar sus condiciones y no se apegan al tratamiento. Estas etapas pueden sucederse nuevamente o intercambiarse y en el mejor de los casos, dar paso a la aceptación de la enfermedad, a aprender a vivir con ella y a controlarla. El enfrentar un padecimiento crónico crea bastante ansiedad: angustia por la impredecibilidad en la presentación de cada nueva crisis, vergüenza ante las burlas de los demás, miedo a lastimarse durante una crisis, aprensión por los posibles efectos colaterales del tratamiento. Si bien esta ansiedad se considera un factor adverso para el control de la epilepsia, no hay hasta ahora una manera objetiva de evaluar su influencia. Sin embargo, es indispensable reducirla lo más posible, por el control de la epilepsia y la salud mental del sujeto epiléptico. Tanto durante la elaboración del duelo como en las primeras semanas de iniciado el tratamiento se requiere de mucha información sobre la epilepsia y apoyo psicológico para manejar las diferentes etapas. En ocasiones se puede requerir la administración de ansiolíticos y/o antidepresivos tomando en cuenta que algunos medicamentos pueden favorecer el descontrol de las crisis, sin embargo, pueden utilizarse con cuidado para mejorar la depresión sin causar crisis. Mucho se ha escrito acerca de la "personalidad epiléptica". Su descripción dice que el sujeto es reiterativo, pegajoso, habla mucho, tiene altibajos emocionales , se irrita con facilidad, tiende a escribir profusamente, es muy apegado a su religión y tiene cierta disminución de la sexualidad. Esta serie de características integran lo que se conoce como sindrome de Geschwind, que en efecto, puede encontrarse en algunos pacientes epilépticos del lóbulo temporal, pero dista mucho de ser el retrato de todos los epilépticos. Existe también la presentación de un cuadro de psicosis o locura parecida a la esquizofrenia que se presenta en algunos sujetos epilépticos crónicos (10 a 20 años de evolución de la epilepsia) después de episodios prolongados de crisis generalizadas o parciales complejas, o bien de status epilepticus. La característica de esta psicosis parecida a la esquizofrenia es la preservación de la modulación de las emociones y de las relaciones interpersonales. Es más frecuente que ocurra en casos de focos temporales mesiales bilaterales o múltiples. La psicosis ocurre también cuando el uso de antiepilépticos estabiliza el electroencefalograma aunque no necesariamente haga desaparecer del todo las crisis, lo cual se conoce con el término de "normalización forzada"; los síntomas de la psicosis son precedidos por la presentación de insomnio y ansiedad cuyo tratamiento puede evitar la progresión a la psicosis, pero si ésto falla se recomienda reducir la dosis de antiepilépticos para romper la psicosis a pesar de que esa reducción conduzca a una crisis. En cualquiera de los casos de psicosis asociada a la epilepsia suele requerirse el internamiento del paciente en un hospital psiquiátrico para manejo por parte del psiquiatra y el neurólogo de manera conjunta empleando ambos tratamientos combinados. La disfunción cognitiva (alteración de las facultades intelectuales) asociada a la epilepsia se presenta en casos de lesiones estructurales, en los que la epilepsia es parte de un padecimiento que deteriora otras funciones y en los que han presentado status epilepticus o crisis generalizadas muy frecuentes. Estos trastornos se acentúan con el uso de los antiepilépticos y las quejas más frecuentes al respecto son alteraciones de la atención, concentración y memoria y dificultad para encontrar las palabras adecuadas. Cabe señalar que la epilepsia no es causa de deterioro intelectual y que el cociente intelectual promedio de los epilépticos no difiere del de la población general exceptuando las situaciones señaladas, por lo que la epilepsia no debe ser motivo de restricción para estudiar. Es necesario el manejo interdisciplinario en todos los sujetos epilépticos y sus familiares, con la finalidad de lograr la aceptación del problema y la integración social normal, que es, además del óptimo control de las crisis, la meta a alcanzar en el tratamiento del paciente con epilepsia .
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El problema social de la epilepsia |
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Las actitudes de la gente hacia el paciente epiléptico son habitualmente discriminatorias, muchas veces propiciadas por el mismo enfermo, quien también tiene su propio prejuicio hacia la enfermedad y "vive su papel" de individuo estigmatizado, creando un círculo vicioso difícil de romper, que afecta la calidad de vida. Los problemas sociales a que se enfrenta el epiléptico sabemos que empiezan dentro de la misma familia. Dentro de ella existen dos reacciones extremas que deben evitarse: la sobreprotección y el rechazo. La primera es habitualmente asumida por uno de los padres o ambos, y consiste en querer evitar a toda costa riesgos para el hijo que padece epilepsia: "que no salga solo a la calle porque se puede caer y lastimar", "que no vaya a la escuela para que no se burlen de él” ni inicie o continúe sus estudios porque éstos "pueden forzar su cerebro y empeorar las crisis". El producto final será un individuo inseguro, totalmente dependiente e invalidado para llevar una vida propia y bastarse así mismo. Los padres en estos casos se olvidan de que no son eternos y cuando mueran, el hijo epiléptico sobreprotegido será una carga para el resto de la familia o para la sociedad. El rechazo es menos probable por parte de los padres pero puede darse en uno
de ellos, que culpa al otro de haberle transmitido el padecimiento o bien éste
le crea sufrimiento y desea mejor alejarse de él. Es más probable
que los hermanos manifiesten el rechazo ya que si los padres le dan al paciente
epiléptico un trato especial automáticamente se sienten desplazados
en el cariño o Fuera del seno familiar se presenta en edad escolar el rechazo de los maestros. Por el desconocimiento acerca del problema, indebidamente lo excluyen de recibir una educación, aduciendo que "el esfuerzo puede ser dañino", que "puede lastimarse dentro de la escuela debido a las crisis y que asusta a los compañeros". El resultado es un individuo carente de conocimientos para desenvolverse solo cuando llegue a la edad productiva. Aún cuando el epiléptico haya logrado recibir una instrucción, a veces de nivel profesional, se enfrentará a la dificultad para obtener un empleo si informa que padece epilepsia. Si la oculta y tiene acceso al trabajo, existe el riesgo de que se le niegue la posibilidad de progresar dentro del ámbito laboral sólo por ser epiléptico o puede ser despedido si presenta una crisis en el trabajo con lo que regresa de nuevo a la dependencia económica de su familia. En cuanto a las relaciones interpersonales, la persona con epilepsia sufre la dificultad para ser aceptado por sus compañeros de escuela, si es que asiste a ella, pues suele ser objeto de la curiosidad y burlas de sus compañeros o del rechazo y el aislamiento. Al llegar el momento de buscar una pareja para formar una familia propia, la inseguridad y pobre autoestima dificultan el acercamiento. Puede intentarlo ocultando a la pareja la enfermedad, pero tarde o temprano, ésta se enterará y puede reaccionar adversamente por haber sido engañada o si fue informada desde el principio, puede alejarse en ese momento. . Otro prejuicio que impide el acercamiento a los individuos del sexo opuesto es el de la transmisión genética de la enfermedad, que afortunadamente no existe en la mayoría de los casos, así como el temor a las malformaciones de órganos en el bebé por el tratamiento en el caso de la mujer epiléptica que se embaraza, lo cual es un riesgo calculado que puede evaluarse antes de la concepción. En cuanto a las situaciones legales, la epilepsia se incluye dentro de la categoría de "insanidad" como sinónimo de alteración psiquiátrica y puede recibir el mismo tratamiento de incapacidad mental para tomar decisiones o para hacerse cargo de los hijos. Por otro lado, un paciente epiléptico que sea encontrado en la vía pública en estado postictal o con una crisis parcial compleja fácilmente es acusado de estar bajo los efectos de drogas estupefacientes y es detenido sin miramientos. La restricción en nuestro país para conducir un vehículo
es meramente personal: el paciente se abstiene o la familia hace que se abstenga
por los riesgos potenciales pero al solicitar una licencia de manejo nadie
pregunta si se padece epilepsia. En otros países sí hay una legilslación
al respecto, donde se contemplan requisitos variables para tramitarla y en
general es bastante difícil Las compañías aseguradoras cobran primas estratosféricas a las personas con epilepsia o incluso les niegan el derecho a adquirir un seguro de vida o de gastos médicos, lo cual no tiene razón de ser. Se sabe que los riesgos no son tan altos como se prejuzga, ya que por ejemplo, los accidentes de tránsito se dan 4000 veces más por exceso de velocidad que en relación a un evento epiléptico. Incluso la esperanza de vida no difiere significativamente de la de la población general. Los problemas sociales del paciente epiléptico son en su mayoría producto de la ignorancia acerca de la enfermedad, así que una buena solución es difundir el conocimiento de la misma, empezando por el mismo enfermo, sus famliares cercanos, sus amigos y finalmente el público en general, que está mejor informado del SIDA que de este problema que es con mucho más frecuente e impactante que el primero, pero no ha sido objeto de campañas publicitarias. Desafortunadamente, el médico contribuye con su parte para que existan problemas sociales, pues en ocasiones no se ocupa de informar adecuadamente a su paciente epiléptico lo que es la enfermedad y los tratamientos, hace una serie de prohibiciones que a veces se exceden de lo razonable y no suele interesarse en los aspectos sociales ni canaliza al paciente con quien le pueda ayudar. La otra parte del problema es la pobre auto-estima del sujeto epiléptico que no acepta su enfermedad. En este sentido puede recurrirse a la psicoterapia o bien a grupos de autoayuda, como el GRUPO "ACEPTACION DE EPILEPTICOS" ( GADEP ), que se fundó en 1991, constituye el capítulo Mexicano del Buró Internacional para la Epilepsia desde 1993 y está abierto para cualquier persona con epilepsia que desee recurrir a él. Además de hacer un buen diagnóstico y una buena prescripciòn farmacológica, la meta en el manejo del paciente epiléptico debe ser el lograr la aceptación de la epilepsia como una enfermedad sin estigma que le permita tener una calidad de vida digna, sin discriminación ni rechazo por parte de la sociedad.
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La atención del enfermo con epilepsia |
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Donde se recibe atención médica existe el problema de que la capacitación de los médicos de primer contacto y de especialidades troncales es deficiente en el aspecto de la epilepsia y tiene un nivel casi similar al conocimiento de la población general, tabúes y prejuicios incluidos, por lo que la calidad de la atención del paciente con epilepsia no es óptima. Tampoco es factible que todos los pacientes con epilepsia que son entre uno y dos millones de mexicanos, tengan atención por neurólogos certificados, de los cuales sólo hay 800 en todo el país, por lo que es inevitable que muchos sean atendidos por médicos generales y familiares o por otro tipo de especialistas, con las desventajas consiguientes. La mejoría de la calidad de la atención deberá ir encaminada a lo siguiente:
Para lograr estos objetivos se ha iniciado desde 1997 la Campaña Global “Sacar a la Epilepsia de las Sombras”, promovida por la Organización Mundial de la Salud, la Liga Internacional contra la Epilepsia y el Buró Internacional para la Epilepsia, asociaciones que con sus respectivas filiales en cada país deberán encargarse de promover la campaña buscando la colaboración de instituciones gubernamentales y privadas con la finalidad de lograr los objetivos enunciados y la meta de mejorar la actitud de la sociedad hacia el paciente con epilepsia. , que tiene las mismas capacidades y derechos que todos.
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